Publicación bimestral de la Coordinación de Extensión Universitaria

Cauce en línea

Una noche de noviembre

Letras en línea

Luis Alberto Robledo Hernández
Licenciatura en Sociología
División de Ciencias Sociales y Humanidades

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Una noche de noviembre llegaste a mí, con una linda sonrisa y unas manos cálidas. Bailamos y pensé que eras más alto que yo, y sólo sonreí.

Nunca pensé que te llegaría a querer tanto.

En una noche de noviembre intercambiamos risas.

Eres especial, siempre lo he pensado. Me sigues intrigando y me haces querer más, no sé como lo logras, ¿o acaso el destino lo tenía planeado? En las noches de luna llena no pude dejar de pensar en ti, hasta que llegó el siguiente noviembre y decidiste partir.

Desde entonces he querido ser tuyo una y otra vez.

Sigo amando cada parte de ti, sigo amando completamente tu anatomía, la cual he llegado a entender poco a poco.

La textura de tu cuerpo es más allá de lo explicable, sentirte en los momentos más íntimos y puros, actos de lujuria envenenados de amor. Labio con labio, piel a piel, cada uno roza, toca, sintiendo al otro.

Placer, placer del correspondido le llamo yo. Placer del que te arranca gemidos de satisfacción. Del que expulsa sudor y acelera el corazón.

Sigo pensando en esa sonrisa que me dio el motivo para no parar de sonreír.

Fluidez, cariño, fluyes en mí como la sangre vital y esencial.

Fuerza: la que nos mantiene.

Felicidad: la que siento al tenerte y que me quitas si te vas. Felicidad es percibir tu cálida risa.

Conexión: algo miserable frente a lo que tenemos tú y yo.

Mantengo mis palabras de tu cautivante esencia. Mientras perdures en mí, cien pedazos de amor conectados formarán palabras de plenitud y deleite para ti, dulce amado mío. Ahora te digo que mueres en cada uno de mis poemas, pero revives en cada uno de mis pensamientos.

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Eres luz, esencia y confusión.

Desearía morir en tus brazos y renacer con tus labios.

Esos labios que me quitan la cordura, pero que me regresan la pasión. No sé a donde te fuiste, pero me haces falta… ¡Por favor ven y bésame más!

Cántame al oído y hazme suspirar, dame una razón para no volver a desconfiar, que con tus labios yo quiero volar.

Quiero tantas cosas que olvido por qué las quiero conmigo, pero hoy recordé que te conocí y sin quererte te tuve y te tengo todavía.

 Aún recuerdo tus ojos y tus brazos con los que fuerte me ceñiste y me hiciste bailar contra mi voluntad, pues tu esencia nadie más la tendrá. Eres y serás tú, estés o no aquí siempre tendrás el refugio de mi melancólico corazón.

Quizás un día no estemos en la tierra, pero todas personas aludirán con palabras a nuestro amor, palabras que escribí en tu honor mientras tú no estabas, pues me encontraba lejos, pero cuando nosotros miremos desde arriba sin nadie más que nos los impida, ese día te diré: “cariño, sigues siendo el amor de mi vida”.

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